jueves, 18 de octubre de 2012

El entretenimiento factual se impone en una tele falta de sorpresas

La televisión es un fiel reflejo de la sociedad en la cual está presente, al igual que la filosofía o la literatura son fruto de la influencia del tiempo y el lugar en que ha nacido su autor. La década de los 90 fue en muchos sentidos un momento para el cambio. La caída del muro de Berlín abrió un nuevo panorama político y social impulsado también por el nacimiento de la Unión Europea, y la globalización (presente en el mundo desde hace varios siglos) alcanzaba cotas de interconexión no imaginadas solo veinte años atrás. Este cambio de rumbo estuvo muy presente en los medios de comunicación, y en especial en la pequeña pantalla. Con la nueva ficción americana comenzaba a abrirse un panorama para las series que aún hoy en día se plantea muy prometedor, y el público empezaba a cansarse de ver la realidad como una experiencia vicaria y desconectada de su vida. Querían participar.

La nueva televisión intentaba juntar lo catódico y lo visceral, sin alcanzar nunca lo que en principio prometía. Aunque disfrazado bajo distintas etiquetas, buscaban entretenimiento puro y duro. Y este cada vez más lo encontraban en la televisión factual: formatos cercanos al documental que se sitúan en el límite entre ficción y realidad, lo que ha sido un constante e insuperable debate a lo largo de toda la historia de la humanidad. Pensadores como Platón, Descartes o Calderón de la Barca y otros que desconoceré porque mis lentillas no son de pasta, aunque bajo planteamientos muy diferentes, parecían empecinados en establecer una dualidad entre un universo real, anhelado e imposible de alcanzar y otro ficticio, falso, en el que nos sumergimos sin ser conscientes para disfrutar del engaño terrenal.


La televisión es y será siempre manipulación. Quien mejor manipula, menos pensamos que lo está haciendo, ergo mejor comunicador es. Orson Welles demostró con su obra F for Fake que todo en el arte no es más que una cuidadosa acumulación de mentiras. Solo asumiendo que todos mentimos un poco podemos ver Encarcelados en el extranjero, documental producido por National Geographic y emitido en España por Fox Crime que narra a través de los ojos de su protagonista la historia de un jóven encerrado en Estambul por tráfico de drogas y sometido a palizas y vejaciones, mismo relato que con un enfoque diametralmente distinto fue llevado al cine por Oliver Stone.

Ante la multiplicidad de canales y ofertas, y con un público lujurioso que aunque no lo parezca quiere que le sorprendan, se alza este formato con unas características decididas. Se renuncia al narrador mediante voz over e imponiéndose la primera persona como conductora de relato. El documental observacional, el cinema verité, el fly on the wall, el falso documental, el docudrama o el reality han supuesto una innovación en el lenguaje audiovisual que ahora mismo configura la estética predominante de la televisión actual.

Fox Crime, Discovery Max y Xplora asientan el género en España

Uno de los programas pioneros en este tipo de televisión factual, y que reúne todas las características que han llevado al éxito este formato es el longevo Cops. Emitido aquí por Fox crime, podríamos definir este espacio como una radiografía del lado oscuro del sueño americano. Un condensado de delitos menores y un mosaico de la criminalidad en las clases más pobres de los Estados Unidos a través de la rutinaria actividad de distintas patrullas policiales a lo largo ancho de todo el país. Nos encanta la decadencia, sobre todo si la podemos ver desde el salón de casa.

La Televisión Digital recibía el pasado año una nueva cadena centrada íntegramente en este tipo de contenidos, que se convirtió rápidamente en una de las pocas apuestas decentes entre tal cantidad de ideas ridículas que llegaron a nuestos televisores con el fin de la era analógica. Hablamos de Discovery Max. El canal propiedad de Unidad Editorial logró alcanzar en su segundo mes de emisión una media de 1,2%, por encima de muchos canales temáticos de la TDT. Sus mayores éxitos están asociados a programas que suenan a nuevo, con temáticas nunca vistas como el mundo de los tatuajes en L.A. Ink, las aventuras de riesgo mezcladas con el humor en Dúo de supervivientes o adentrándonos en algo tan curioso pero que a su vez a nadie antes se le había ocurrido, como es la fabricación de objetos cotidianos en Así se hace.


El éxito del canal llevó al grupo Mediapro a instalar uno muy similar en el dial hasta entonces destinado a La Sexta 2. Tras diversos intentos de nutrir la cadena con una retahíla de docushows de producción propia y bajo presupuesto, y posteriormente llenar ese hueco con telenovelas y reposiciones de la cadena de las productoras, llegó Xplora, apuesta sustentada con documentales clásicos de la BBC y Nathional Geographic. Aún así en prime time tienen sitio para el factual con series como Los cazadores del pantano o Carreteras del infierno, y para los domingos han reservado su gran baza: el cine documental. En pocos meses se han colocado en el cuarto puesto en el Estudio General de Medios y sus audiencias rondan el 1,6%.

La mayoría de estos programas tienen unos presupuestos que no puede asumir la producción propia. Es más barato comprar los programas enlatados. Aún con todo, Discovery Max ha decidido darle un toque más nacional a su identidad, por lo que ha fichado a la periodista Angels Barceló para que conduzca Y el mundo cambió, donde durante cuatro episodios analizará los inventos más importantes de la historia: aviones, móviles, rascacielos y coches. Para ello contará con la participación de reconocidas personalidades como Jay Leno, Donald Trump, Pedro Duque o Santiago Calatrava. Está claro que el factual no es el futuro, es el presente.

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