domingo, 26 de enero de 2014

La serie de la Semana: Looking


Desde que fuera anunciada en Mayo del pasado año, los intentos de la HBO para promocionar su nueva serie han procurado identificarla siempre como la "Girls de los gays". Las similitudes existen: no solo están concebidas por un creador individual que aporta una visión autoral muy fuerte y ya había sido aclamado como cineasta cuya película indie ejerce de precedente de su salto a televisión (Tiny Furniture en el caso de Lena Dunham, y Weekend ahora en el de Andrew Haigh), sino que ambas se centran en un reducido grupo de amigos con sus necesidades económicas cubiertas caracterizados por su inmadurez y falta de objetivos mientras deambulan por el mundo intentando encontrar sentido a algo que no saben muy bien que es. 

Si bien a nivel de fondo y discurso estas dos ficciones que actualmente se emiten parejas en la noche de los domingos son muy similares, difieren totalmente en las formas y el tono de la narración. Dunham opta por el colorismo y los personajes algo histéricos que verbalizan lo que les ocurre enzarzándose continuamente en disputas de autodefensa donde todos nos podemos identificar. Aquí ese mismo diseño de personajes se perfila a través de momentos muertos y largas conversaciones que los tres protagonistas mantienen en el salón de la casa de uno de ellos a la vez que divagan sobre la vida y los errores del pasado. 

El arranque no puede ser mejor: el protagonista experimenta por primera vez el cruising con un barbudo anónimo en uno de los parques de la ciudad, lúdica actividad que es interrumpida por una llamada de sus amigos proponiendo un plan mejor. Este diseñador de videojuegos se pasa el resto del piloto intentando encontrar un ligue con el que mantener una relación quizá a largo plazo, aunque esta no es una condición indispensable, y tras una cita fallida con un médico acaba disfrutando de un encuentro fortuito en el metro mediado por el engaño. Haigh intenta que la actitud infantiloide e inocente del personaje despierte quizá ternura en alguno de sus conocidos, pero que al espectador no pueda provocarle más que una urticaria creciente conforme se sucede una secuencia detrás de otra. Estoy deseando que sucesivos capítulos profundicen más en él, pues es lo más interesante con diferencia.    


Patrick y sus dos amigos Agustin y Dom tienen vidas paralelas que acostumbran a cruzarse entre entregas a bacanales y eventos festivos formando parte de una rutina sin fin. El montaje es bastante elíptico y fragmentario, alternando escenas en las que hay mucho bullicio y todos permanecen aparentemente felices con otras en la soledad de una mañana resacosa. La cadencia es mayoritariamente pausada, no hay prisa por narrar demasiado (algo que parece tendencia al alza en la HBO. A Getting On y True Detective me remito) en pocos minutos ni grandes giros de trama, pero sí secuencias que emanan verdad a chorros. 

A Looking le falta madurar si quiere seducirnos y que no la dejemos de lado en favor de otras apuestas más asentadas, aunque los diálogos y la presentación de personajes son muy naturales y la historia se aleja todo lo posible de las convenciones de la sitcom clásica. Otro regalo excepcional del cable americano sobre las barreras que las personas crean cuando buscan ocultarse, sobre como a veces el hecho de mirar a alguien no significa necesariamente entender quién es en realidad. 



2 comentarios:

  1. Pocos capitulos de esta serie y ya estoy enamorada del personaje de Frankie J. Alvarez, me parece que lo hace estupendo y creo que la serie tiene mucho para dar.

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  2. Por mucho que se hable mal de looking a mí me parece que es una serie interesante, llevo un par de capítulos y habrá que ver cómo se van desarrollando y por lo que se ve lleva un buen camino.

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